Los primeros modelos de pistolas de aire comprimido en la historia datan de finales del siglo XVIII. El inventor neerlandés Cornelius van Drebbel es acreditado por ser el primero en diseñar una pistola de aire comprimido en el año 1590. Sin embargo, no fue hasta la invención del compresor de aire en el siglo XIX que estas armas realmente despegaron.

En 1882, el fabricante de armas estadounidense Markham Manufacturing Company patentó la pistola de aire comprimido más antigua que se conoce. Esta pistola, conocida como Markham Air Rifle, tenía un cañón de 13 pulgadas y se cargaba manualmente a través de la parte inferior del cañón. Era capaz de disparar hasta 20 balas de calibre .177 a una velocidad de 200 pies por segundo.

En 1885, la compañía alemana Feinwerkbau produjo la primera pistola de aire comprimido de alta precisión, conocida como la Feinwerkbau 124. Esta pistola fue diseñada para ser utilizada en competiciones de tiro olímpico y tenía una precisión excepcional gracias a su sistema de gatillo de dos etapas.

Otro modelo temprano importante fue la pistola Girandoni, que fue utilizada por el ejército austríaco a finales del siglo XVIII. Esta pistola era alimentada por un cargador de 20 balines y era capaz de disparar a una velocidad de hasta 1.000 pies por segundo. La pistola Girandoni fue utilizada por Lewis y Clark en su expedición a través del oeste de los Estados Unidos.

En general, los primeros modelos de pistolas de aire comprimido se utilizaron principalmente para la caza y el tiro al blanco. A medida que la tecnología avanzaba, estas armas se volvieron más precisas, más potentes y más versátiles. Hoy en día, las pistolas de aire comprimido se utilizan en una amplia gama de aplicaciones, desde la práctica de tiro hasta la caza y el control de plagas.